Aunque pertenecen a la familia de las curcubitáceas, son géneros diferentes, la sandía (Citrullus), el melón (Cucumis), pero sus propiedades alimentarias son muy similares. Las dos frutas son muy ricas en agua, la sandía algo más, sus efectos hidratantes, refrescantes, sus bajas calorías y su riqueza en fibra les confieren un efecto laxante suave. Y cuando a esto le sumamos su riqueza en potasio disfrutamos de sus propiedades diuréticas y depurativas lo que les hace especiales en la pérdida de peso. Tanto la sandía como el melón son ricos en vitamina A y vitaminas del grupo B. En el caso de la sandía destaca el licopeno, caroteno que le confiere el color rojo, al igual que al tomate y verduras como el pimiento rojo. El licopeno es un gran antioxidante que actúa protegiendo a las células humanas del estrés oxidativo, causante éste de los radicales libres, uno de los principales responsables de las enfermedades cardiovasculares, del cáncer y del envejecimiento.
Dos frutas veraniegas, refrescantes, placeres que nos ayudan a eliminar los excesos que hacemos en esta época estival.
Pilar López Martín – Naturópata
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