El origen…
Las uvas, un alimento que juega un papel importante en las navidades, con ellas despedimos al año viejo que se va, en este caso al 2018, y damos la bienvenida al nuevo año, 2019.
Según la tradición española, tomamos 12 uvas acompañando las últimas campanadas del año, cómo un augurio de buena suerte y buen presagio para el nuevo año.
Una costumbre que yo creía que procedía de las productoras de uva de Alicante, por su excedente de cosecha en 1909. Un excedente al que decidieron darle salida incrementando sus ventas con una creativa campaña de Navidad, que relacionaba las uvas con estas fechas y con la buena suerte. De esta manera, la uva blanca de Aledo se convirtió en el equivalente de Nochevieja y el mercado empezó a ofrecer paquetes con doce uvas para ser consumidas el último día del año.
Pero, gracias a la investigación que he realizado sobre el tema he descubierto que ya en la década de 1880 los vecinos de la Villa de Madrid, a los que se les había negado celebrar la Noche de reyes con festejos en las calles, decidieron aprovechar que aún estaba permitido reunirse en la Puerta del Sol para escuchar las campanadas del reloj en Nochevieja y empezaron a comer uvas (un producto barato para la época). Un acto que además de hacer burla de la costumbre aristócrata, que imitaba la costumbre francesa de hacer fiestas privadas en Navidades en las que se bebía champán y se utilizaban uvas como acompañamiento, también era una señal de protesta contra las limitaciones del ayuntamiento.
Ya en 1882 se recogen en varios periódicos las primeras menciones de esta tradición y, aunque el consumo de las doce uvas se mantuvo con su carácter incorrecto y burlesco durante años, llegó a normalizarse y a extenderse al resto del país con el paso del tiempo.
Tomar 12 uvas para despedir al viejo año y recibir al nuevo abriendo las puertas a la prosperidad y la abundancia se convirtió en toda una costumbre que hemos llegado a exportar incluso a varios países de América Latina.
¿Qué nos aportan las Uvas?
La uva, una fruta que nos aporta micronutrientes entre los que destacan las vitaminas: A, C, B1, B2, B3, B6 y B9 (ácido fólico). Minerales como el fósforo, para luchar contra la fatiga; el calcio, que previene la osteoporosis o el potasio, con un importante papel en los músculos y el sistema nervioso y, además: hierro, magnesio, manganeso y cobre.
Sin olvidarnos de sus antioxidantes: flavonoides, taninos y polifenoles, que ayudan a nuestro sistema inmunitario. Es recomendable comer las uvas enteras, ya que algunos de ellos se encuentran en mayor concentración en las semillas y la piel. También está recomendada para personas que sufren de estreñimiento, porque contiene un 1% de fibra natural. Por lo tanto, su consumo nos ayuda a equilibrar nuestra microbiota. Su riqueza en polifenoles ayuda a bajar el ácido úrico. Pero, NO podemos olvidar que la uva es muy rica en azúcares, por lo que NO ES APROPIADA PARA LAS PERSONAS DIABÉTICAS.
¿Hay otras alternativas al consumo de las uvas en Nochevieja?
La imaginación de cada persona es toda una caja de sorpresas…
12 pasas sin granilla.
12 frutos pequeños como: arándanos, moras, frambuesas.
12 gajos de mandarina, aunque su fibra dificultará su ingesta.
12 bolitas sacadas de una fruta grande: melón, papaya…
También hay quién toma frutos secos ¡Cuidado los alérgicos! Aunque reconozco que consumir 12 almendras es toda una tarea de masticación…, que 12 nueces sería una gran ingesta de grasa y que 12 panchitos sería una opción algo más manejable
Además, están las alternativas de los líquidos como la sidra, cava… Eso sí, teniendo en cuenta que son bebidas que nos aportan gas, será mejor tomarlas a sorbitos pequeños y mezclarla bien con la saliva.
Cuando lo leí, me eché las manos a la cabeza y me dije esto no lo cuento, pero sí, sí lo haré: 12 gominolas, 12 lacasitos… Por favor ésta alternativa NO, antes coger las ofertas de las frutas ¡Más azúcar, NO! “Tus bichitos te lo agradecerán”.
Otras costumbres de Nochevieja en otros países:
En Italia cenan lentejas para llamar a la riqueza y al dinero. Cuantas más se comen, más se gana. Una creencia que se tiene desde el tiempo de los romanos, cuando regalaban lentejas para convertirlas en dinero.
En Dinamarca la tradición manda romper la vajilla después de la cena de Nochevieja, porque representa cariño y buenos presagios para el nuevo año.
En Estados Unidos los americanos creen que no entrar en el año besando significa 365 días de soledad.
Los ingleses que llevan con orgullo su puntualidad celebran el “first footing” para la cual hacen lo posible por llegar los primeros a casa de familiares y amigos después de las campanadas del Big Ben. Creen que la primera persona en llegar será la portadora de la buena suerte para todo el año.
En Turquía después de las campanadas abren los grifos y dejan correr el agua en señal de buena suerte y salud.
En Japón en los templos budistas se llegan a dar hasta 108 campanadas durante la nochevieja, para ahuyentar los 108 pecados como la rabia, envidia… También, confían que al comer unos fideos muy largos la buena suerte se alargará en la familia.
Después de todo lo compartido, sólo me queda desearte que la calma, la claridad mental y la alegría de corazón te acompañen para tu bien y el bien común.
¡Venturoso 2019!
Pilar López Martín -Naturópata
Fuentes:
https://www.bbc.com/mundo/noticias-america-latina-38374437
https://actitudsaludable.net/uva-pequena-deliciosa-y-llena-de-virtudes/
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